viernes, 8 de octubre de 2010

Usted, ¿qué va a hacer el 21 de Septiembre?



Hace algunos años, en un seminario de la universidad, uno de los expositores empezó su intervención con la pregunta: “¿Qué pasaría si durante un día, todos hiciéramos lo que tenemos que hacer? Si los profesores realmente planearan sus lecciones y los alumnos hicieran sus tareas como deben hacerlo. Si respetáramos las leyes de tránsito, si no hubiera sobornos ni ‘colados’ en las filas.” ¿Qué pasaría si trabajáramos a conciencia y dejáramos la apatía de lado? Piénselo. ¿Qué pasaría si al menos por un día todos hiciéramos lo que tenemos que hacer? TODO sería diferente.
En 1998, un joven inglés llamado Jeremy Gilley tuvo el propósito de lograr que a nivel mundial, al menos por un día, tuviéramos paz.


Lo que pretendía hacer era un documental que presentara el beneficio de tener un día sin violencia para que fuera adoptado por las naciones como un día mundial de Paz. En una travesía preciosa y digna de verse, visitó decenas de países, filmó campos de refugiados en Somalia y Burundi. Se reunió con la Liga de Países Árabes, con Shimon Peres,  con Kofi Annan y el Dalai Lama, con Oscar Arias y Rodrigo Carazo buscando apoyo. Finalmente, en Agosto 2001, gracias a una moción presentada por los gobiernos del Reino Unido y Costa Rica, la Organización de Naciones Unidas acordó celebrar el 21 de Septiembre de cada año como un día de Paz y no violencia, invitando a los individuos a actuar en el día para ayudar a crear paz en el mundo - no sólo la paz entre las naciones, sino la paz de nuestros hogares, comunidades y escuelas.  El documental de su travesía se llama ‘Peace One Day’ y les insto verlo.

Unos años más tarde Jeremy inició otra campaña para demostrar que el día tenía sentido e iba mucho más allá de ser solamente un pacto político. Buscó un acuerdo entre el Gobierno Afgano, la OTAN y los Talibanes para aprovechar los beneficios que concede detener la violencia al menos momentáneamente. Quería demostrar la importancia de una pausa, al menos de un día, en medio de este conflicto armado.  Gracias a su iniciativa y con la ayuda de la UNICEF y la OMS,  el 21 de Septiembre del 2007,  1.4 millones de niños afganos fueron vacunados contra el polio. En el año siguiente la cantidad de niños incrementó, cubriendo también zonas en conflicto. Para el 2009, más de 4 millones de niños habían sido vacunados. Los Talibanes respetaron un acuerdo de cese al fuego durante un día, permitiendo salvar la vida de millones de niños inocentes. Los Talibanes, en medio de su guerra espiritual, extremismo e irracionalidad incomprensible,  respetaron lo acordado por el bien de la mayoría, ¿podríamos nosotros hacer lo mismo?

En Costa Rica tenemos una realidad distinta a la de Afganistán claro, no tenemos ejército y tampoco  fuego cruzado en nuestras calles, al menos no en esa escala; pero estoy seguro que ninguno de nosotros pensaría que ya no tenemos nada que mejorar como sociedad, todo lo contrario.  Hay muchísimas cosas que se pueden hacer, al menos por un día, para contribuir a mejorar lo que nos rodea.  Se puede donar sangre. Separar la basura y llevarla a centros de acopio.  Reciclar. Usar transporte público sin necesidad de hacerlo.  Dar campo al manejar; optar por la calma.  Limpiar afuera de nuestra casa y de nuestro trabajo.  Enlistarse en voluntariados, hay miles de ONG que necesitan ayuda. Comprar productos locales y menos procesados. Evitar empaques de más, las bolsas plásticas en el súper mercado, los empaques innecesarios y de una vez por todas evitar el estereofón. Usar menos. Sembrar un árbol. Usar envases de agua reutilizables  y no comprar botellas desechables. No hablar por celular sin manos libres al conducir. Regalar la ropa que no se usa. Dar gracias a los que nos sirven aun cuando sea su trabajo. Pedir perdón, expresar cariño, sonreír a un extraño. Contar esta historia e inspirar a otros con su propósito. Las posibilidades de cada persona son diferentes, pero lo que puede hacer cada uno para contribuir es muchísimo, en muchísimos campos y de muchísimas maneras.  Empecemos con un día, y si nos sentimos bien de haberlo hecho, podríamos seguir.

Según un decir Somalí: si las arañas del bosque así lo quisieran, juntas podrían atrapar un elefante. Pienso que nuestro elefante a detener es la desidia, la apatía, el desinterés y el egoísmo. Sabemos que en muchos aspectos cada vez estamos peor y no hay nada que el gobierno o las municipalidades puedan hacer si no ponemos de nuestra parte. No hay leyes de tránsito que terminen con los conductores ebrios. No hay plantas de reciclaje que den abasto con la basura en las calles. No hay arma de fuego que nos haga sentir seguros; y como dice Stephan Schmidheiny: no hay empresas exitosas en sociedades fracasadas.

La sociedad no es más que todos nosotros juntos, y no es si no mediante la mutua cooperación que lograremos algo, cualquier cosa. Como dijo el Dalai Lama a Jeremy, celebrar este día y hacer lo posible porque funcione es “nuestra responsabilidad moral con las futuras generaciones”, refiriéndose a nuestros hijos, sobrinos, nietos, y  también a todos aquellos que aún no han nacido. Depende solamente de nosotros, y cada persona, puede hacer la diferencia.

Entonces, ¿usted qué va a hacer este 21 de Septiembre?


Alonso Muñoz Solís
  Septiembre 2010




Por cierto:

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