- Fue cuando estaba en el cole, en
noveno. Siempre iba de noche, llegaba una hora antes de que cerraran,
entonces nunca había nadie. Me encantaba nadar cuando la piscina
estaba sola y tenerla toda para mí, pero un viejo empezó a llegar y bueno, por
él dejé de ir.
Al principio sólo me veía nadar y ya,
se sentaba por ahí cerca de mis cosas, luego se acercaba más y un día me empezó
a hablar.
Me decía cosas como, no sé, que me
regalaba cosas, que fuéramos a comer helados, etc. Pero cada día se pasaba más,
me decía que que lindos pechos tenía y me preguntaba si ya me los habían
chupado. Cada vez iba más allá, y de pronto me pedía que me quitara la parte de
arriba y que lo dejara verme... Ya al final me preguntaba si yo me tocaba y que
cuales cosas me excitaban. De hecho, me dijo que a él le gustaría hacerme sexo
oral para que lo probara, que me iba a encantar... me lo dijo varias veces de
distintas maneras, pero ya estaba muy asustada y no volví más. Me daba miedo.
Era un viejo asqueroso, como de la
edad de papi o por ahí, y el cerdo me decía esas cosas...
La verdad nunca le conté a nadie,
solo dejé de ir a nadar y ya, igual él nunca me tocó ni nada, y no sé, supongo que
fue por nadar tan tarde y con vestido de baño de dos piezas... ahora sería
diferente, claro, pero en ese momento yo tenía 15 años, ¡él tenía como 50!
En fin, nunca le conté a nadie porque
me daba pena, aún me da de hecho, y no fue como que me violó... O sea, realmente,
nunca me hizo nada. En fin…
Mientras
hablaba sus ojos perdían el foco y veían hacia abajo. Sus brazos tensos y sus
manos firmes cerca de su cuerpo cada vez se movían menos, como si se fueran
secando al revivir el recuerdo. Su voz tenía un tinte de enojo escondido detrás
de muchísimo miedo, de ganas de dejar el episodio atrás, y de un poco de
arrepentimiento por haberme contado la historia que, estoy seguro, prefiere
evitar.
- Pero bueno ya, dejalo, eso pasó hace
un montón de años, y es más fácil no contar ¿sabés? Así uno se evita preguntas
y comentarios. ¿Te imaginás como se hubieran puesto mis papas?
Por cierto, vos lo conocés, al viejillo
este.
Por un
rato más trató de justificar lo injustificable: No es tan terrible, no fue tan importante, es normal, etc. etc.
Luego dejamos el tema.
Conversando con otras amigas me di
cuenta que todas tenían relatos similares. Unos peores que otros, pero todas
tenían una historia semejante con un extraño, un jefe, un amigo, un novio, un familiar,
alguien.
Aparte de
lo que sentí con los relatos, mi mayor molestia empezó al darme cuenta que el verdadero
problema no son las violaciones o los femicidios que llegan a las noticias, si
no, el hecho de que la estructura social que los hace posibles es enorme y
omnipresente, y peor aún, completamente aceptada.
Buscando
encontré mil ejemplos de cómo la sociedad se encarga de elaborar los conceptos de
“feminidad y masculinidad” para hacerles completamente ilógicos, y luego los
tratamos de justificar con sin-sentidos y contradicciones.
En este
tema, el cambio que la sociedad necesita va muchísimo más allá de la diferencia
salarial y el desbalance de poder (que TENEMOS que mejorar), ya que llega hasta
lo más profundo de la forma en que nos relacionamos y tratamos unos a otros.
Según
Naciones Unidas, una de cada cinco mujeres será víctima de violación o de
tentativa de violación. La mitad de las mujeres víctimas de homicidios son asesinadas por
alguien que es (o fue) su compañero, y la
tasa media de femicidios en los países latinoamericanos duplica la tasa mundial…
Según Jackson
Katz, experto en el tema, la violencia doméstica, el acoso
sexual y otras
formas de violencia de género son responsabilidad de los hombres; no sólo de
aquellos que cometen los actos, sino también de los que con peligroso silencio complaciente
aprobamos comentarios y chistes fuera
de lugar, permitiendo que la situación germine. Realmente, no hay tal cosa como
un comentario sin importancia. Como dijo Gloria Steinem, el primer problema para todos nosotros, hombres y mujeres, no es lo que
tenemos que aprender, si no, justamente, lo que tenemos que desaprender, y
nos urge hacerlo.
La persona
que le hizo los comentarios a mi amiga efectivamente la conozco, y para
desgracia de todos: no es ningún monstruo, es simplemente alguien más, un padre
de familia común y corriente. Que así como muchísimos otros cree que tiene
derecho de pasarle por encima a los demás al querer perpetuar una función prehistórica
de cazador que ya no corresponde.
No pretendo resolver un problema cultural con un artículo, pretendo traerlo a
sobremesa. Estas historias realmente me calaron, y lo menos que puedo hacer es
estar consciente, analizar mi actuación, y dejar de ser un espectador pasivo.
Usted, ¿qué puede hacer?
Alonso Muñoz Solís
Junio, 2013
PS: No puedo cerrar esta nota sin
antes agradecerte por dejarme
contar tu historia. Gracias señorita.
antes agradecerte por dejarme
contar tu historia. Gracias señorita.
Diez ejemplos
que se me ocurrieron pensando en estos sin-sentidos:
- En las películas que vemos la mujer es el trofeo del héroe. Casi cualquier película de éxito internacional termina con el “chico se deja a la chica” – piénselo. ¿Ha escuchado sobre la prueba de Bechdel?
- Los juguetes que se venden en los departamentos de niños son monstruos, armas y Legos, mientras que en los femeninos son maquillajes de princesa y bisutería. ¡Como que empezamos mal!
- En Costa Rica hemos tenido muchos presidentes cuya actuación da vergüenza (algunos incluso que debieron terminar en la cárcel) pero nunca he escuchado que probablemente después de su presidencia difícilmente volverá a ganar un hombre.
- El primer apellido es el del padre, cuando la embarazada fue la madre.
- Las mujeres no pueden ocupar cargos superiores en ninguna religión mayor. Aunque bueno, siguiendo dogmas que iniciaron hace miles de años, la tergiversación que la religión introduce va muchísimo más allá que solo esto…
- En los medios masivos las mujeres son adornos y acompañantes, por lo que han de ser preciosas, divertidas y ojala perfectas físicamente. ¿Alguien necesitaba un modelo a seguir torcido? Me atrevo a pensar que más adolescentes saben quién es Snooki o Kim Kardashian, que Dilma Rousseff, la Reina Rania o Ana Istarú.
- Las mujeres ganan menor salario por trabajos iguales.
- La profesora de Educación para el Hogar de mi colegio, dijo (textual) que ojala que las mujeres no trabajaran todo el día para cuidar bien de sus hijos.
- Se nos trata de convencer, y por ende en muchos casos será tristemente cierto, que a la mujer nada la hace tan feliz como comprar. Yeeeey!
- El idioma español es completamente desbalanceado, y mientras 20 niñas son referidas como niñas, 20 niñas y 1 niño serán referidos como niños.
-
Alonso, excelente articulo. Concuerdo con cada palabra, sin duda hay muchos cambios que tienen que ocurrir, empezando por uno mismo, muchas veces una observadora pasiva tambien.
ResponderEliminarGracias Alonso.
ResponderEliminarCreo que es un buen momento para también develar lo terrible que es que entre las mismas mujeres se condenan, se prejuician, se abstienen de comentarios, de apoyo, e incluso caen en los juicios de valor cuando situaciones como esta se dan... Es muy muy triste... El cómo nos señalamos entre nosotras, y cómo caemos en el mismo error producto de un complejo social heredado... Hay que romper de inmediato con esos esquemas. En lo personal, me enerva cuando escucho a las mujeres tratarse de putas, zorras, arrastradas, y demás epítetos que lo único que hacen es reforzar toda esta basura de opresión milenaria. Querámonos, apoyémonos, defendámonos... Seamos REALMENTE solidarias. Primero cada una de nosotras consigo misma, después entre nosotras, y luego a gritarlo al mundo!
Alonso, de nuevo muchas gracias por este artículo.
Un abrazo muchacho.
Dani.
GRACIAS!
ResponderEliminarLeyendo el articulo me empezo a hervir la sangre. Es un tema de conversacion comun en mesa de mujeres, me parece que compartimos una guia de supervivencia: "no te creo! Y vos que hiciste?". Empieza en la casa cuando la mama le dice a uno: "no use escote si va a San Jose", y no por censurar a su hija sino para ahorrarle el mal rato. Gracias Alon, es una pena pero tenes razon en todo esto.
ResponderEliminargracias, siempre, por tus blogs :)
ResponderEliminarMe gusto mucho lo que escribiste. Por las razones se exponen en tu artículo y muchas otras que nos toca vivir a nosotros, es que son necesarias leyes que den más protección a la mujer (aunque muchas veces la gente piensa que es injusto). Por suerte hoy existe un Inamu, leyes más severas y tribunales de justicia más empapados de nuestra realidad. Te felicito- A
ResponderEliminarExcelente artículo como siempre....
ResponderEliminarWow! RECUERDOS... de una realidad muy cierta, donde todos somos partícipes de un modo u otro. Muchas pasamos por situaciones como esta y decidimos callarla, ya sea por ignorancia o por inocencia, una niña de unos escasos 7 años, ustedes deciden. Y guardar un secreto de ese calibre por unos 20 años, simplemente porque nada pasó, porque decidí olvidarlo... porque era el esposo de mi tía. Sabés que es lo peor de todo, ese día que por primera vez en mi vida lo conté, me di cuenta que a mi hermana le había pasado exactamente lo mismo con la misma persona, y nunca ninguna dijo nada.
ResponderEliminarGracias por hacernos ver que nuestra voz vale, no olvidemos contarle al mundo.
Un gran abrazo!
Un tema importante, y necesario. Ya es hora q cuestionemos estas situaciones y les demos fin con información y comunicación. Que trabajemos por el bien común, sin poner a nadie por debajo, sea cual sea su realidad sexual, económica, racial, religiosa, etc. Es un gran paso Alonso! Gracias!
ResponderEliminarSe dice..........Cuidate de alguien muy peligroso y destructivo que ya ha demostrado que no es confiable y ha hecho fracasar a muchos...No lo escuches, no permita que te humille o te enaltezca, no tienes buenas referencia suyas para que no puedas dignarte a eschucharlo. NO...NO..no hablaba del Diabllo hablaba de ti mismo, de nosotros mismos debemos de cuidarnos. Gracias Alonso esto hierbe deberas nuestra sangre.
ResponderEliminarGracias por estos comentarios que evidencian una triste realidad, no solo para las mujeres, sino para aquellos que se encuentran en posiciones de vulnerabilidad por sus diversas condiciones (ya sea niños, niñas, personas con necesidades especiales de cualquier edad, ancianos y ancianas). Siempre es un mal recuerdo cuando suceden estas cosas, uno solo espera que alguien haya educado a otra persona para dos cosas: para que sea capaz de defenderse y para que nunca repita el abuso.
ResponderEliminarDefinitivamente el patriarcado se nota hasta en las cosas mas sutiles, cada vez que hacemos diferencias o asumimos cosas (que no tienen que ver con la fisiología) por la unica razón de ser hombre o mujer, seguimos fomentando estereotipos que luego nos pasan a tod@s las facturas y hay algunas muy obvias, otras no tanto, cada vez que se asume que el hombre es el que debe pasar por la mujer a la casa para salir a una cita, o cada vez que asume que el hombre debe pagar la cuenta se sigue fomentando el machismo, cada vez que para un puesto importante se habla en masculino antes de ser elegida la persona también se está fomentado. Y las mujeres no somos las únicas que lo sufrimos, también los hombres, quizá sin darse cuenta, su masculinidad es una de las cosas más frágiles que existe (si no me creen diganle a un hombre que la tiene pequeña), además están obligados a demostrarla constantemente, el hecho de que no puedan llorar, a besar a sus amigos en público por ejemplo, los limita, les quita una de las cosas más lindas en la vida. En resumen, a hacer conciencia y analizar en cada uno de nuestros actos cuando hacemos esas diferencias, por ahí se empieza.
ResponderEliminarLa reina no me parece tan buen ejemplo. Empezando porque tiene la cara demasiado operada.
ResponderEliminarMe sentí identificada con dos situaciones muy similares a esa historia que me pasaron a mi. Da tanto coraje porque, si bien es cierto no pasó a más, se lleva una parte de una. No me quedé de brazos cruzados, pero tampoco siento haya funcionado mucho. Ahí deben de estar esos dos tipos, haciéndole lo mismo a otras personas. Y ni entiendo por qué les digo "tipos", ¿para que ocultarlos en el anonimato si el error no fue mío? Todos deberian saber quienes son y que son capaces de hacer.
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