Hace algunos
días en Chelyabinsk, Rusia, durante una mañana calma y soleada, una extraña luz intensa apareció de pronto en lo más alto del cielo dejando una cola de humo blanco. Unos instantes
después, el pequeño punto resplandeciente intensificó su brillo por unos pocos
segundos encandilando la ciudad entera, luego se apagó. La fuerte luz, producto
de la explosión de un meteorito que entraba a la atmosfera, fue acompañada de
un estruendo y seguida por miles de fragmentos más pequeños de piedra y hielo
que cayeron sobre la ciudad, la cola de humo se hizo aún más gruesa
quedando estática en el cielo como una cicatriz de lo que había pasado. La onda
expansiva de la explosión hizo cimbrar paredes, botó puertas y quebró ventanas,
hiriendo a cientos.
Inmediatamente
después de que el cielo furioso lanzara su fuego contra la ciudad, empezaron
los comentarios en las redes sociales especulando sobre lo que aquello
realmente significaba: Se aproxima el fin del mundo (nuevamente), es antesala
de lo que va a pasar con el 2012 DA14, es culpa de los socialistas, de los infieles,
de los negros, de los libertinos, y tal vez hasta de los ganes al hilo de
Cartago. ¿Entonces? Pues supongo habrá que sacrificar una virgen (por alguna
razón siempre hay que sacrificar vírgenes), arrepentirse, resignarse y
despedirse.
Igual que un
bebe que se tapa los ojos y cree que desaparece, a menudo seguimos un juego
parecido al pensar que lo que creemos es la verdad absoluta y que el mundo gira en torno a cada uno. Somos totalmente maleables y nuestras ganas de creer se
fortalecen a través de los medios de comunicación masivos y la ley del mínimo
esfuerzo, donde es más fácil creer cualquier cosa, que informarse.
Carl Sagan
en repetidas ocasiones comentó sobre los peligros de una sociedad que no
entiende cómo funciona y acepta cualquier cosa como cierta. En su libro Los
Dragones del Edén, hace un estudio de la evolución del cerebro y la
inteligencia humana, y comenta la creciente popularidad de las diversas
pseudo-ciencias en las que llenas de misticismo y de magia, priva el deseo más
que el conocimiento. Que las orejas se pongan calientes cuando alguien habla de
uno o que ver un gato negro trae mala suerte pueden ser chistes populares; pero
la superstición convive con un mundo de tecnología sin precedentes. Mientas
se hacen operaciones de corazón abierto, se anuncia en los periódicos serios que la trilogía astral y la magia gitana pueden devolver al ser amado y cambiar
la suerte para que el dinero alcance. Hay inundaciones por culpa de los
homosexuales, los zombis existen y los magos de la televisión realmente pueden
volar. Los medios de comunicación masiva dedican secciones enteras a la astrología (el
horóscopo) pero poquísimos tienen una de astronomía; es más conocido Walter
Mercado que Stephen Hawking; y al conocer a alguien, es completamente normal
preguntar por su signo zodiacal. El pasado 21 de diciembre había cierta tensión
al no saber lo que iba a suceder: ¿se acabaría la vida?, y se enviaron miles de
mensajes amistosos “por si algo pasaba”... Todo, por supuesto, adornado con un
“yo en eso sí creo” para darle validez irrefutable e indiscutible, y entonces, ¿dónde
se pasa la raya cuando se cae en sinsentidos?
Según Sagan,
hay un renovado interés por doctrinas ambiguas que implican pereza mental. La
sólida aceptación de la cual gozan estas creencias
populares refleja una absoluta falta de rigor intelectual, una grave carencia de
escepticismo y la necesidad de sustituir la experimentación por el propio deseo.
(Sagan, 1977)
Pienso, que
si se quiere buscar asombro no hay que inventarlo, sino simplemente abrir los
ojos y la mente y darse cuenta que el mundo que compartimos es impresionante
por sí solo. Vivimos en una esfera de núcleo ardiente de piedra líquida que se
mueve a miles de kilómetros por minuto alrededor de una estrella un millón de
veces más grande que ella. Hay muchas más galaxias que personas en el mundo, la
luz y el tiempo se afectan con la gravedad, y el tiempo no existía antes del
Big Bang. La electricidad se estudia utilizando números que no existen –llamados números imaginarios-. Los átomos son más que todo espacio vacío, por lo
que cualquier cosa (por más sólida que sea) realmente se compone principalmente de
nada. Una semilla almacenada durante años puede producir arboles gigantes. Las
mariposas pasan por una metamorfosis de cuatro estados distintos. La música se
propaga por vibraciones en el aire y el arcoíris se produce por la refracción
de los rayos de luz... ¡¿Para qué el romance adolescente entre vampiros?!
Albert
Einstein dijo que “la propiedad más incomprensible del universo es,
precisamente, que sea tan comprensible”, y es que lejos de comprenderlo todo, apenas
estamos empezando a aprender, y para hacerlo de la mejor manera, necesitamos remover
los telones que nos nublan y no nos dejan pensar claramente.
Aun con el
avance en tantísimos campos, grupos pseudo-religiosos afloran como hongos en
tierra húmeda proveyendo respuestas infundadas a preguntas importantes,
ganándose la vida con la ingenuidad cómplice de sus seguidores. No importa la
clase social o el nivel educativo, cada día son más los grupos que tienen la
verdad absoluta sin necesidad de un esfuerzo. ¿Será que pensar está pasando de
moda?
Hace unos
años leí sobre un estudio en el que se daba a grupos de adolescentes pruebas de
matemática de un grado menor que el que les correspondía, como dar pruebas de
sexto grado a muchachos de octavo por ejemplo, y se les permitía usar calculadora
para completarlo. Lo que no se les dijo a los muchachos, sin embargo, es que
las calculadoras habían sido alteradas y algunos de sus resultados estarían
malos. Todos los grupos, consistentemente, perdieron la prueba.
Cada día
más, dejamos el cerebro en automático creyendo lo que sea que se nos dice sin
el menor asomo de suspicacia o filtro racional. ¿Adónde cree usted que puede
llevarnos tal forma de actuar?
Hace seis
siglos, San Agustín de Hipona, después de una juventud libertina decidió
apartarse del mundo de las sensaciones y del intelecto e instó a otros a hacer
lo mismo: “Existe otra forma de tentación
que entraña incluso mayor peligro. Es la enfermedad de la curiosidad… ella os
impulsa a querer desentrañar los secretos de la naturaleza, secretos que
escapan a nuestra comprensión, que nada pueden reportarnos y a lo que los
hombres deberían renunciar… (...) Flota a mi
alrededor ese sinnúmero de cosas que nos trae la vida de cada día, pero ni me
sorprendo ni me dejo que me cautive el genuino deseo que siento de estudiarlas…
He renunciado a soñar en las estrellas” La muerte de San Agustín, en el año
430, marca el comienzo de la larga noche medieval, o como también se conoce, la
época del oscurantismo. (Sagan, op. cit.)
Los
meteoritos, caen, no sabemos cada cuánto o adónde, pero que aún no se les
pueda predecir con seguridad no quiere decir que necesitamos inventarles una
explicación. Al contrario, podemos aprovecharles como un recordatorio de que,
como planteó Copérnico hace 460 años, no somos el centro de la naturaleza;
realmente somos parte de ella, y por ende esta no se acomoda a nosotros ni a
nuestros deseos.
Ahora,
gracias al mundo ínfinitamente interconectado podemos ver y saber lo que pasa en
cualquier rincón habitado en cuestión de minutos. Esta capacidad hace que ya no
seamos poblaciones desperdigadas sino una verdadera comunidad global, y gracias
a ello tenemos acceso a cualquier tema con una búsqueda sencilla. Vivimos en
una época en la que la tecnología permite escribir esta nota en un teléfono y
ponerla a disposición del mundo entero sin tener que pedir permiso. Nunca antes
el individuo común había tenido tanto poder, tanta capacidad, tanto acceso a
tanto conocimiento, pero sigue dependiendo de cada uno como los
quiera usar. En esta era de información, la ignorancia es una
elección.
Alonso Muñoz Solís
Febrero, 2013
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Un discurso de Carl Sagan que me encanta, y pienso vale la pena escuchar, Pale Blue Dot.
Las ideas presentadas en este artículo se basan en ideas esbozadas por Carl Sagan en sus múltiples libros y trabajos, particularmente en el mencionado Dragons of Eden: Speculations on the Evolution of Human Intelligence, sumamente interesante, aunque no muy entretenido.
Carl Sagan. (1977) Dragones del Eden. Estados Unidos: Random House
Me parece que es mi favorito de tus artículos!!! Y es que de verdad es increíble como la gente se cree muy fácilmente lo que le dicen por pereza a investigar, o tan solo preguntarle a gente que realmente sabe...así pasa en todo! Un tema muy interesante que no mencionas aquí pero que vale la pena mencionar, es la abundancia de conocimiento poco científico en los entrenadores personales, de atletismo, etc.... es realmente alarmante! Y en lenguaje popular, "se estan cagando en la salud de muchísima gente" y nadie se hace responsable...
ResponderEliminarAl final, la pereza puede cobrar precios muy muy altos...
Me gustó mucho tu comentario y que belleza de video!
ResponderEliminarNo hay duda de la propagación de cultos (y libros, programas de televisión y muchas otras manifestaciones) charlatanes, perezosos para pensar.
ResponderEliminarSin embargo, no te parece que en ese fenómeno creciente de la "auto-ayuda", proyecta una necesidad real de los seres humanos. Es decir, en el origen del conocimiento está el mito, antes que la razón tomara las riendas de nuestro destino. Y ahí en el mito había ya una búsqueda de explicación. La explicación mitológica sigue tan viva como entonces, nada más que ahora utiliza otros trajes, y puede incluso vestirse de tecno-científico.
Vivimos en la época de la superstición cierto (pero siempre ha sido más o menos así para la mayoría de la población del planeta), pero también este es el tiempo de la hiper-modernidad. No se me ocurre mejor forma de explicar nuestro presente que como consecuencia de la razón, la razón instrumental. No son los hechiceros los que han decidido las líneas principales de nuestra era, al menos no esos hechiceros religiosos, sino los hechiceros de la economía, la publicidad, la política. Los hechiceros de la razón instrumental.
Me parece que esta "irracionalidad" a la que hacés referencia no puede explicarse nada más desde esa noción de Sagan de la pereza de pensar. Sin duda eso puede ser parte, pero hay mucho más detrás. Me parece que las personas intuyen que no basta la razón para vivir bien, que existen otras necesidades esenciales que hemos renegado, y que es más bien la razón sin guía (la acción instrumental) las que nos ha traído hasta esta encrucijada.
Hay una conexión incuestionable entre la racionalidad exacerbada, y el consumismo y "eficientismo" capitalista exacerbados. Y aunque mal, toda esta ola de auto-ayuda y de cultos parece reflejar la búsqueda de otra cosa.
Por supuesto que las novelas de vampiros no ayudarán en nada a atender nuestros desafíos, pero tampoco creo que sea válido o útil simplemente descartarlos como pereza mental. En ellos hay la manifestación de un fenómeno real y complejo, de la búsqueda de otras explicaciones para nuestra existencia, por que las dominantes son absolutamente insatisfactorias.
Saludos y un abrazo.
Es que Agustín, siento que estás atacando algo que no estoy defendiendo. Estoy complemente de acuerdo que el sistema está mal y necesita cambios importantes. También en que esta “creyenceria”, en términos muy generales, no es la culpable de dichas fallas sino que lo son los “expertos”, como vos lo apuntás. Sin embargo, no es eso lo crítico.
ResponderEliminarLo que critico es que el sistema necesita cambios; y para ellos gente despierta y dispuesta a ver más allá que sus deseos inmediatos; y esta forma de actuar con el cerebro en automático no nos va a llevar a estar mejor de ninguna manera, de eso estoy seguro.
Claro que será una consecuencia de lo torcido del rumbo que hemos tomado (Sábato menciona el hecho que jóvenes ya no quieran tener hijos como otra de esas muestras). Pero, al menos para el caso de las personas que leerán este blog, coincido con Sagan al sentir que es pereza mental. ¿Vos pensarías que las personas que buscan refugio en estas agrupaciones son menos consumistas?
Dentro de lo que entiendo como gente despierta y pensante, se encuentra traer más humanidad al sistema, buscar una verdadera sostenibilidad en el tiempo, satisfacer esas necesidades esenciales que comentás que sin duda hemos renegado, etc., buscar lo que realmente nos va a llevar a estar mejor holísticamente, que dista mucho de maximización de dividendos y eficiencia laboral, y a eso solo vamos a llegar abriendo la mente.
El hecho que las cosas estén mal y que haya gente que prefiera refugiarse en la astrología lo siento como sinónimo de las comidas rápidas, que efectivamente son más cómodas y tal vez hasta más baratas, pero te terminarán matando.
Mi intención era introducir otro aspecto del fenómeno que tocás, para generar alguna discusión. Tengo claro el objetivo de tu crítica y coincido con ella, la explicación fantástica-facilona revela una pereza brutal, que está íntimamente relacionada con el consumo de masas.
ResponderEliminarPero hay algo más, me parece que la metáfora de la comida rápida lo retrata bien: la gente tiene hambre de una explicación que dé sentido a su vida y esperanza a su futuro. Claramente no la encontrará en las lineas 800-tusastros, ni en los libros de Osho (terribles híbridos del consumismo espiritual), y precisamente por esos las necesidades espirituales insatisfechas seguirán ahí.
Habría que preguntarse entonces qué hacer con esas necesidades espirituales insatisfechas, además de las ya consabidas necesidades materiales también insatisfechas para tantos. La respuesta la desconozco, ni siquiera se qué hacer con las mías. Supongo que lo primero es reconocerlas como tales, sin que eso signifique por supuesto caer en la superstición consumista.
Para terminar añadiría otro elemento a la discusión que está sugerido en la primera intervención, la profunda desconfianza que muchos autores plantean sobre la razón tecno-científica como solución de todos nuestros problemas (una noción que si bien vos no reproducís, es dominante en nuestros días). Claro este es un tema enorme y de larga data.
La civilización humana no debe tornarse irracional (ya lo és), la pregunta es cómo podemos guiar a la razón instrumental (que es imprescindible) para que no siga conduciéndonos al abismo de la autodestrucción.
ResponderEliminarTu aporte es valioso porque revela el efecto inmovilizador del esoterismo de masas, pero no hay que olvidar que debajo de esas formas chabacanas de responder, hay necesidades espirituales reales. Eso era todo, je.
Un buen diálogo! Muy valioso, con verdades de nuestro tiempo. Me satisface muchísimo que sean ustedes, jóvenes de hoy, quienes lo planteen. Hay en sus reflexiones contenidos muy pesados; no obstante, Alonso fundamentalmente levanta una alarma "Cuidado, Peligro" ante las explicaciones fáciles y conformistas. Por su lado, Agustín hace eco del cuestionamiento -válido- de la razón como panacea de un mundo eficiente: el reparto es desigual y la necesidad "de algo más" insatisfecha.
ResponderEliminarMe parece que ambas inquietudes tienen puntos de encuentro: la información para las masas y las necesidades individuales -más allá de lo racional- que se ven perfiladas por esa misma información.
Gracias Alonso. Tus articulos siempre me hacen reflexionar pero este en especial me tocó. Desde hace años sigo mi horoscopo, no le doy importancia especial pero siempre estoy pendiente, creo que desde que leía "Tu" o "Eres" o una de esas y nunca lo había pensado desde la perspectiva que planteás. Cuando era chiquitita me sabía el nombre de los planetas, ahora sé que soy Tauro... Así que gracias, por hacermelo notar, como siempre un placer leerte. Por favor seguí escribiendo, siempre.
ResponderEliminarQue manera de arrancar el año de Alonso con este articulazo! Como siempre, me deja reflexionando... Porque ese el don de Alonso: "Tickle your mind"!
ResponderEliminarEn el mundo de la informacion instantanea, la ignorancia es ciertamente una elección - pero para los que hemos tenido el privilegio de tener los recursos al alcance de la mano... Pienso en quienes todavia no tienen acceso a la tecnologia o hasta a una educacion basica y me asusta pensar en la brecha que se esta formando. Anoche veia "Los Miserables" aqui en casa y simultaneamente iba chequeando la historia en el Ipad - la Revolucion Francesa, Napoleon Bonaparte, Luis XVIII, la restauracion. etc.... Poder hacer eso significo conexion a Internet, una pantalla, un Blue Ray, un Ipad - la opcion a la ignorancia para quien tiene acceso a estos recursos es imperdonable... Pero sigo pensando en los que no los tienen y en la brecha y en las consecuencias...
<> ~ Buda
ResponderEliminarY añado también: No creas que lo que aceptas porque acuerda con tu razón es la respuesta última y completa de la cuestión.
No creas en algo simplemente porque usted lo ha oído. No creas en algo simplemente porque es hablado y rumoreado por muchos. No creas en algo simplemente porque se encuentra escrito en sus libros religiosos. No creer en nada más que en la autoridad de sus maestros y ancianos. No creas en las tradiciones porque han sido transmitidas de generación en generación. Pero después de la observación y el análisis, cuando usted encuentra que algo está de acuerdo con la razón y es conducente al bien y beneficio de todos y cada uno, y luego aceptarlo y vivir conforme a ella. ~ Buda
ResponderEliminarY añado también: No creas que lo que aceptas porque acuerda con t razón es la respuesta última y completa de la cuestión.